Nadar en la oscuridad

Artículo escrito por Java Sanz Fernández.

Nadador ultradistancia. Ex presidente CN Alcobendas.

“Me dirijo con las últimas luces del atardecer al puerto, donde me recoge el barco para iniciar el cruce en solitario del canal de Santa Catalina, en California. Algo llama mi atención, algo más grande que yo se mueve en el agua…  Son leones marinos, inofensivos, dice el capitán. Pero siempre me lo han dicho en tierra firme, en breve estaré en el agua y nadaré durante toda la noche”. 

Este prólogo bien puede ser el pensamiento de uno de los nadadores que ha realizado este carismático cruce que por sus particularidades se realiza prácticamente de noche. 

Quiero escribir unas líneas sobre nadar en la oscuridad que puedan servir para ayudar a iniciarse en esta aventura, mejorar la seguridad y sobre todo disfrutar controlando el miedo. 

Cuando estás solo en el agua y llevas horas nadando puede faltarte concentración y es entonces cuando esos leones marinos que habías visto vuelven a aparecer como sombras veloces. Tus peores pensamientos aún están por llegar porque pronto pensarás que hay otros animales en la cadena alimenticia marina que están por encima de ti. 

Recuerdo haber leído que la natación nocturna es una experiencia mágica, casi surrealista, pero tengo claro que si no se toman las medidas de seguridad necesarias pueden convertirse en una mala experiencia. 

¿Recuerdas el comienzo de la película Tiburón, cuando una joven se lanza al mar sola en medio de la noche? 

Bueno, esa película ha hecho mucho mal, en especial a los tiburones. 

¿Quién no se ha dado un chapuzón en alguna noche loca de verano? Seguro que no lo hiciste solo. Pues esta circunstancia, la de estar acompañado, debe ser la norma básica. 

Nadar en grupo. 

Nadar en aguas abiertas es algo divertido y relajante. La oscuridad de la noche no tiene por qué hacer que esto cambie. Para disfrutar a tope de esta experiencia debes controlar la sugestión que enciende los miedos y puede bloquear al nadador impidiéndole avanzar en el agua; siempre te ayudará nadar en grupo antes de aventurarte a un cruce nocturno en solitario. 

Aquí van unos cuantos consejos para que la experiencia te deje un buen recuerdo, tanto en ríos pantanos o mares. 

No vayas nunca solo.  

Lo ideal es que tú primera experiencia sea bajo control de la organización de algún club de natación. Ya existen TRAVESÍAS nocturnas con una normativa de seguridad y los permisos correspondientes para realizarlas. 

En encuentros de nadadores elige una zona de baño conocida, infórmate de la previsión meteorología, tabla de mareas y del estado del agua. 

Aprovecha la luna llena para mejorar la visibilidad, aunque recuerda que las nubes pueden dar al traste la visibilidad que esperabas. 

Antes de entrar al agua debéis contar el número de nadadores, numeraros y volver a contar en cada parada al reagruparse. Tan malo como nadar solo puede ser la masificación. Esto es algo básico que también se debe de hacer de día. 

Deberéis tener una charla previa sobre el recorrido previsto y la organización. Dejad las bromas para el día y tener claro vuestra actitud y capacidad para el recorrido previsto. 

Para mejorar la seguridad, se nadará en parejas. 

Busca un binomio y hazte responsable de él, de la misma forma que él velará por ti.  

Utiliza luz química, o led blanca o verde, que señale tu posición. No te servirá para que puedas ver, pero será muy útil para que los demás puedan verte. Lleva siempre duplicada la luz; lo agradecerás si de repente una sufre un fallo o a otro nadador se le gasta.  

Lleva una tercera luz de color rojo apagada; esta solo la encenderás en caso de que necesites ayuda.  

Un truco es meter dentro de la bolla estanca una linterna encendida; verás cómo se trasforma en una baliza que puede ser muy útil para que otros sepan tu posición. 

Utiliza un gorro de natación con pegatinas reflectantes. 

Durante la travesía, permanece atento a tu pareja y no os separéis del grupo. 

Nadar paralelo a la costa sin sobrepasar la línea de boyas o la distancia que regula la zona de baño, por lo general 200m . 

Contar con alguna piragua que lleve luces frontales ayudará de manera notable a mejorar la seguridad. Su presencia permitirá ayudar a los nadadores que enciendan la luz roja. 

En ríos, pantanos y lagos es muy frecuente encontrarse con trozos de madera flotando; presta mucha atención, porque además del golpe, el susto puede ser notable. Mantén siempre la concentración en todo momento. 

Esta eventualidad también puede darse en el mar, aunque será peor darte de lleno con una medusa. Si hubiera muchas, lo mejor sería cancelar la travesía para evitar complicaciones; enciende tu luz roja y avisa a los compañeros. 

Es frecuente hiperventilar en las primeras brazadas. Acércate a tu pareja de nado y trata de relajarte, inicia el nado suave con la cabeza fuera del agua, incluso nada a braza hasta que vuelvas a la normalidad y respires adecuadamente. 

El mar te parecerá la cosa más oscura a la que nunca te has enfrentado, pero fija tu atención en la superficie, observa los destellos que producen las burbujas y, si hay luna, no pierdas de vista al compañero que nada a tu lado.   

Si realizas un cruce en solitario: 

Debes haber realizado ya alguna travesía nocturna y sentirte cómodo en el agua. 

Deberás realizar entrenamientos siempre con una embarcación de apoyo a tu lado. 

La iluminación será igualmente por duplicado, aunque en este caso no será necesario la luz roja.  

Alguien de la embarcación tendrá contacto visual con el nadador en todo momento. 

Desaconsejo el uso de focos que alumbren la zona ya que atraen a numerosos peces. Bastará la iluminación del barco, que servirá de referencia al nadador.  

En los primeros entrenamientos, nunca vayas demasiado lejos y aumenta progresivamente el tiempo de permanencia en el agua. Ya conoces el principio de que lo que no se entrena, no sale. 

Elimina los pensamientos negativos de tu cabeza y piensa en positivo. Céntrate en nadar correctamente y mantener la posición correcta; en aguas abiertas es frecuente levantar la cabeza para orientarte y por la noche aún más. 

Mantente cerca de la embarcación y trata de tener su casco siempre a la vista para seguirle sin la necesidad de levantar la cabeza tan a menudo. 

Recuerda que nunca estás solo y que tu equipo permanece atento a cualquiera de tus indicaciones. Relájate, nada y disfruta. 

¡Nos vemos en el agua! 

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